Contrariamente a lo que se suele creer, el Banco Mundial no tiene como misión combatir
la pobreza. En realidad, en lugar de combatirla, la reproduce. En la práctica, el Banco
Mundial y su hermano gemelo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), son
instrumentos de subordinación utilizados por las potencias más industrializadas para
imponer sus intereses a los países del Sur ahogados por una deuda en la mayoría de los
casos impagable.
Por otra parte, desde sus orígenes hasta hoy estas instituciones han sido reticentes a
considerar el respeto a los derechos humanos como algo que hay que tener en cuenta a la
hora de conceder sus préstamos. El Banco Mundial no ha tenido ningún reparo en apoyar
financieramente a las dictaduras más sangrientas, y la política que preconiza con
frecuencia constituye en sí misma una violación de los derechos humanos fundamentales.
Con un rigor extremo, aportando toda clase de datos, este libro analiza las políticas del
Banco desde sus c
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