Las imágenes de Dios con las que uno crece de pequeño se quedan vacías de sentido y eso hace que muchos se desprendan de ellas y rompan con Dios. Y este texto, el primero que el autor escribió en castellano -las anteriores fueron en inglés y bujarati- habla de las imágenes de Dios desde un lienzo amplio y lleno de diversidad. Son imágenes de todo tiempo vital, de todo lugar y de diversa espiritualidad sobre los que se asienta la fe del autor y de quienes se las han transmitido. El autor comienza el libro con palabas de C.S. Lewis antes de desgranar esas imágenes de Dios en India, en el Corán, entre los judíos, entre los adolescentes...: "Mi idea de Dios ha de ser hecha pedazos una y otra vez. Dios mismo se encarga de ello. Él es el gran iconoclasta".
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