Los padres suelen querer mucho a sus hijos y sin embargo los hijos suelen tener una autoestima baja. Si ocurre así es porque quererles es mucho para que se sientan valorados y satisfechos, pero no es
suficiente para saber que su vida es importante.
La autoestima de un hijo cambia en cuanto cambian sus resultados, después de alojarse en lo más íntimo y dejar una huella más o menos permanente en él ( ). Muchas investigaciones confirman que
una buena autoestima es necesaria para que se desarrollen los talentos, la creatividad, la confianza, la responsabilidad, honradez, sinceridad, asertividad, seguridad, rendimiento, la aspiración a metas
mejores, el optimismo, es decir, la realización de todo lo que pueden y a menudo no desarrollan precisamente por falta de la autoestima adecuada.
Además, la autoestima siempre tiene un reflejo en la conducta, en el comportamiento. Y a menudo, las conductas que no se desean en un hijo tienen su causa en una autoestima muy baja.
Por ello, po
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