La obra de Takeshi Kitano y Takashi Miike es vital para comprender cierta renovación dentro del cine japonés. Sin pertenecer a ningún movimiento colectivo, e impulsados por la casi visceral necesidad de hacer películas, ambos directores lograron cambiar la cara al cine japonés contemporáneo. Desde los yakuzas ultraviolentos a los delincuentes melancólicos, pasando por furiosas películas musicales, inmorales policías, samuráis inmortales y hasta las comedias más absurdas, el trabajo de estos dos cineastas logró cambiar radicalmente las temáticas de moda.
Miike, que comenzó con presupuestos casi nulos y con temáticas marginales, se convirtió con el tiempo en un nuevo rey Midas de su país, dueño de un estilo inimitable y capaz de amoldarse a las superproducciones más ambiciosas. Kitano, por su parte, decidió reinventarse a sí mismo, y de ser un ultra popular comediante televisivo, pasó a ser un autor único e inigualable, dueño tanto de éxitos de taquilla como de p
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